miércoles, 8 de noviembre de 2017

Revolución


Cuando Falcón cayó en la arena recordó su triste origen. Una familia esclava, como otras familias del planeta Dagón, familias que por generación en generación vivían el castigo de la sumisión por haber sido invadidos por el imperio Castelvaniense.
En la lucha a muerte de los juegos en honor de los conquistadores se elegía un joven  de los oprimidos para divertir a la clase dominadora y salió Falcón. Nunca pensó en ese día, siempre solo se preocupo de divertirse con lo que tenia y nunca tomo en cuenta  las palabras de su padre que hablaba de recuperar la dignidad, al contrario , prefería ser indiferente a los abusos contra su pueblo y evitar a sus pares que en secreto intentaban organizarse en asuntos ilegales de la resistencia. Pero todo eso ya había pasado y estaba allí.
En el ovalo de los juegos la multitud rugía, los dominadores en la parte alta del coliseo resguardados por una fuerte guardia y abajo los esclavos, obligados a presenciar la humillación de los suyos por los guerreros aristócratas de Castelvania.
Falcón se puso su bioarmadura y tomo su espada  de alma, sabia que era su hora de morir. Frente a él un colosal guerrero de piel azul lo miraba con sus ojos rojos sonriendo, con una expresión como de quien se va a dar un banquete.
Al sonar el corno ritual ambos contendientes corrieron a su encuentro, Falcón levanto su espada de alma, que tomaba su poder de la voluntad de su portador, pero antes de asestar un golpe, sintió en sus costillas una fuerza que lo lanzo al otro lado de la arena. Solo sintió en grito ensordecedor de los asistentes combinados con sentimientos de horror, burlas , indignación y alegria,...abrió los ojos y observo el cielo mientras saboreaba la sangre que salía de su boca. Ni siquiera lo había tocado y ya había perdido, era el fin.
El segundo asalto fue aun peor, su rival no se conformo con verlo en el suelo y se lanzo nuevamente golpeándolo con una onda mental que lo hizo levitar para lanzarlo nuevamente contra los muros del coliseo.
- ¡Miren perros! Su campeón solo sirve de alimento para gusanos, deben entender que nosotros somos los amos de este mundo, siempre abra gente como ustedes solo para obedecer, ustedes no son nada, son solo escoria...
Falcón veia todo negro, solo retumbaban las palabras de su enemigo desde algún lugar lejos, escuchaba el silencio de los espectadores, sentía el dolor de su pueblo, podía en su dolor comprender  el respeto roto de los de su sangre, ya no quedaba nada..., no obstante un llanto lo removió,  era una niña de los suyos. Abrio un ojo y la miro, de rodillas, vestida con andrajos con las manitos en su carita. El no había pedido estar ahí, pero la vida lo obligo a ser alguien que no quería, no le importaba su vida, pero porque esa niña debía olvidar la suya. Con un esfuerzo alcanzo la empuñadura de su espada y grito desde sus entrañas, se encomendó a sus ancestros con furia y su arma comenzó a brillar, la espada alma sintió la voluntad de Falcón y ardió con tanto poder que ilumino el coliseo.
El guerrero Castelvaniense escupió al suelo y mientras las personas gritaban sin control corrió para dar el golpe final, tomo un garrote y se prepararo para matar,...Falcón lo vio venir y tomo lo que quedaba de su energía ,apretó su arma y salto mientras su enemigo alzaba el garrote frente a él, la gente enmudeció y un segundo se hizo eterno,...solo se escucho una palabra.
- ¡¡¡¡Libertad!!!!!
El guerrero de piel azul cayó en la tierra sin vida con sus ojos abiertos de par en par murmurando algo como una oración de despedida, solo Falcón quedo de pie con la espada en su mano, bañado con la sangre de su adversario..., busco entre el público a la niña que secaba sus lagrimas y le sonrió.
Desde aquel día a la victoria de Falcón Damwish en las arenas del sacrificio  se reconoce como el inicio de la rebelión del pueblo Dagón, cuando un hombre acepto su destino y entrego su vida por otros, cuando todo parecía perdido para inspirar lo imposible , para inspirar una revolución que recataría la dignidad.

Dedicado a Víctor Jara

Miguel González





El asesinato


Era un hermoso día de invierno, estaba nevando y toda la gente se encontraba jugando , pero en un callejón había un hombre de tez blanca, sombrero de copa , una bufanda roja, un chaleco negro, pantalones burdeos y unos botines café.
El estaba asesinando a una mujer, la sangre caliente  corría a través de sus manos  y el corazón de ella seguía latiendo fuera del cuerpo. Sus ojos desorbitados , su boca sangrando, la ropa teñida por la sangre , para él era hermoso, su cordura ya había acabado. El nombre de él era Charles Von Kleist y el de ella era Antje Oppenheim.
Supuestamente a ella la habían secuestrado, pero todo era una mentira,  se había escapado para poder tener dinero y la única forma de conseguirlo era prostituyéndose.
Ella se iba por los callejones, se ponía a llorar, pero ese día sería el fin de todo porque llego Charles su asesino.

Javiera Ortiz



Especial Imaginario: Cuentos de Navidad

La navidad triste y feliz a la vez Pía Contreras 5ºB Hace mucho tiempo había una familia de cuatro niños que estudiaban en un colegio súp...